viernes, 18 de junio de 2010

In memoriam

Hoy la Literatura está de luto. Todos los artistas y gentes de la libre expresión lamentamos la muerte de un gran maestro, un hombre polémico cuyas palabras, ideas y arte estremecieron a todos aquellos que tuvieron contacto con su obra y su persona. Un ser humano que no temió incluso llamar a Dios cruel porque el hombre lo inventó "a su imagen y semejanza. Hablo del Maestro José Saramago.

En medio de los festejos y diversión, junto con el gran derroche de dinero que nos trae el Mundial de Sudáfrica, se anunció su muerte por diversos medios de información. Apenas me enteré decidí tributarle un homenaje dedicándole estas pobres líneas cuando él escribió millones de hermosos enunciados. Nunca lo conocí y ahora no podré hacerlo en persona más que por medio de la lectura de sus obras, pero siempre lo consideraré un maestro, un inspirador, un genio, un rebelde y un artista de la expresión escrita y oral, lo que yo espero llegar a ser algún día y compartir con él un espacio en el salón de la fama de los hombres y mujeres cuyos pensamientos plasmados y opiniones cambiaron vidas y el curso de la historia.

La muerte de cada ser humano es una tragedia, pero la muerte de los grandes es inmortalidad y duelo. Una estrella se apaga, pero la luz sigue viajando a través del universo de la creatividad y la imaginación. Su presencia física se ha ido, pero su memoria y espíritu permanecerán con nosotros hasta el final del mundo. Su legado nos pertenece y con nosotros ha de quedarse como tesoro del cual siempre lo mejor podremos tomar. De mi parte, aunque tarde aprecié tus obras, deseo que tu legado me enseñe la virtud del verdadero arte de escribir lo que gesto en los rincones más profundos de mi mente.

Este no es un adiós, sino un hasta pronto, pues esta vida es breve y únicamente tenemos el amor para enfrentarla y gozarla al máximo. Y algún día nos hemos de encontrar, y entonces charlaré contigo por toda la eternidad.

Maestro, tu arte nos es herencia. Tus pensamientos libres de prejuicios son precioso testamento. Tu rebeldía ejemplo para nosotros. Tu ateísmo me enseñó a creer más en Dios. Nunca te conocí, pero siento tu partida y me duele como si se tratase de la muerte de un amigo, que no de un padre.

Ve a gozar de la gloria entre los laureados inmortales, ¡oh tú! que a Dios le plantaste cara. Deja que algún día pueda estar a tu altura. Inspírame a amar la Literatura y permíteme gozar de tu legado. Descansa en paz, Maestro Saramago.

viernes, 11 de junio de 2010

Mea culpa... tan tardío como inútil

El día de hoy, además de ser el inicio del Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010, en la Ciudad del Vaticano ha concluido un evento que no puedo dejar pasar por alto. El día de hoy se cerró el "año Jubilar" de los sacerdotes. ¿Esto es la noticia? No, para nada. Las cuestiones litúrgicas me tienen sin cuidado. La "verdadera" noticia es esta, aunque etimológicamente nada de novedad tiene: El Papa actual, Benedicto XVI, en su homilía, pidió perdón a Dios y a las víctimas de los sacerdotes pederastas. No sólo es, sino que también prometió, a nombre de su iglesia, "que hará todo lo posible para que semejantes abusos jamás vuelvan a suceder"

¿Coincidencia? No, nada en este mundo lo es. Todo ocurre por alguna razón. No es de sorprenderme que en este "año sacerdotal" que concluye salieran a la luz muchos más casos de pederastia y abuso de todo tipo perpetrados por miembros de la clerecía católica romana a niños, jóvenes y mujeres. No es coincidencia que no sea nueva la noticia y tampoco me sorprende que pida perdón... nuevamente.

Veamos. El perdón es un acto de reparación que se da al arrepentido una vez que éste asume la responsabilidad de sus acciones, en este caso un delito y no uno cualquiera; y que confrontado con las evidencias y puesto a juicio de su propia conciencia pide ser perdonado y repara el daño. En esto consiste el perdón, lo que no lo exime de asumir una consecuencia en materia penal, y ni se diga en cuestión canónica.

Comparemos esta definición de perdón con el discurso del papa Ratzinger ante la multitud reunida frente a la basílica: "Era de esperar que al "enemigo" -demonio, satanás, lucifer, como quieran llamarlo- no le guste que el sacerdocio brille "de nuevo" y que prefiere verlo desaparecer para que al fin Dios sea expulsado de este mundo". Detengámonos aquí. Según los principios de la Psicología humanista y, aunque los detesto, los propios principios doctrinales católico-romanos, sin verdadera toma de responsabilidad no hay verdadero arrepentimiento y por tanto no hay perdón. ¿Por qué no lo hay? Porque están desplazando su responsabilidad a una entidad que a todo los males achacan y cuya supuesta existencia no discutiré. Desde mi punto de vista, Benedicto XVI no se ha responsabilizado ni ha dado énfasis en los verdaderos responsables de actos tan abominables, miembros de una institución que se dice santa y fundada por Dios. Culpa a otros de los pecados y crímenes que única y exclusivamente cometieron hombres, y no espíritus.

Ya por esto mismo me uno a las filas de los muchos que con criterio amplio y libres de prejuicios ponemos en duda esta acción. Tiene a favor -Benedicto- que reconoce que sus sacerdotes no han logrado nada humana ni religiosamente, y que tienen aún MUCHO por hacer, entre eso reparar los daños ocasionados por esos sacerdotes a las inocentes víctimas. El daño ya está hecho y agravado con el silencio y la complicidad. Nada ayuda sermones como el que tiempo atrás pero no tanto pronunció el cardenal Norberto Rivera -que comparte gran parte de la responsabilidad de los saben y pueden, pero que nada hacen por frenar, prevenir ni castigar-. A las víctimas nada ayudará que pidan únicamente perdón desde sus púlpitos y desde los grandes templos. Es preciso que Ratzingen y cada integrante de la jerarquía católica romana repare hasta lo más profundo los daños causados, a ver si así la imagen de la iglesia romana se limpia. Sólo así se hablará de la "tarea de purificación que nos hace reconocer y amar -dijo- el gran don de Dios"

Muy bonito, muy bonito... pero su credibilidad está por los suelos y su prestigio hecho polvo.

Ratzinger sigue siendo un teólogo conservador de la más dura derecha. La prueba está que en su homilía declara que el sacerdote no "sólo es alguien que detenta una profesión, sino un sacramento". Sacramento detenta cierto grado elevado de santidad y contacto con lo divino en un colectivo de personas que debieran ser ejemplo. Y esto más lejos de la realidad. Son hombres como cualquier otro que no debieran las personas ponerlos en lo alto, en un pedestal ni cubrirlos de santidad cuando no son más que nosotros.

Ligado a esto, recuerdo la anécdota que me estremeció: Un fiel fue a confesarse del pecado de adulterio. Dejó a su conquista más joven, pero ya había perdido a su esposa e hijos. En fin, para no hacerles el cuento largo, el feligrés le confió su pena y su pecado al sacerdote. Se reconoció culpable ante el sacerdote, y este, en un acto sorprendente, le absolvería a condición de exponerse como adúltero ante sus amigos, ante su familia y ante cualquier persona extraña. El hombre escuchó asombrado y le preguntó el por qué si a quienes debía pedir perdón ya lo hizo y estaba arrepentido. El clérigo le dijo que eso no bastaba, que debía asemejarse a Jesús en su vergüenza, y a su falacia le respondió "mi amigo": ¿Acaso Jesús se acostó con la mujer de su vecino? ¿Le dijo a la Magdalena: exhíbete ante todos y te perdono? ¿Eso hacen los sacerdotes que violan niños? ¿Se exponen ante la sociedad, padre? Y el ministro en ese momento le ordenó callar porque "No son de tu incumbencia los pecados de los sacerdotes..."

Se fue así sin más, sin "absolución sacramental". La anécdota habla por sí misma de hasta dónde llega el cinismo de aquellos hombres que se hacen llamar "siervos de Dios", que ven la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en los suyos. ¡Hipócritas! Por más que el papa ponga en las manos de la virgen a todos los sacerdotes, esto no va a cambiar nada. El perdón y las llamadas al amor al prójimo nada ayudarán para sanar las heridas espirituales de las muchas víctimas que con inocencia y confianza se pusieron al cuidado de aquellos criminales que se hacen llamar "siervos de Dios"

Oh, Señor, líbranos del mal...



domingo, 30 de mayo de 2010

El hombre y la máscara


Según los principios de la Psicología, todos los seres humanos usamos máscaras. Nuestras personalidades son de hecho las máscaras con las que desempeñamos un papel ante una sociedad cada vez más demandante y exigente de una perfección y entrega, cualidades de las que carece y por tanto quiere privar a los demás. La sociedad usa una máscara hermosa bajo la cual oculta la fealdad que de reflejarse la destruiría como la mortal mirada de Medusa cuando se vio reflejada en el escudo de Perseo.

Una máscara es una metáfora y arquetipo del secreto y la falsedad. Una máscara, sin embargo, puede ser, en este caso, un verdadero rostro. Este es mi verdadero rostro.

La personalidad, según la etimología, viene del latín que significa: "máscara".

Un hombre con una máscara. ¿Cuál es su finalidad? Para mí, el proteger a quien más quiero, a quien represento y a quien me dio vida. Con esta máscara he asumido ese lado oscuro por mucho tiempo negado y que ahora emerge para darse un sentido de existencia. Por este medio su creatividad surge como un río caudaloso, pero al mismo tiempo recibo el ataque de cualquiera que pretenda herirlo. Yo soy él con él y él es él conmigo. Lo que él no puede decir yo lo digo y no recibo más crédito que ser su transmisor. Yo no hablo, él me presta su voz para que pueda hacerlo; más mi forma de expresarme es más sublime que el discurso o la ponencia.

Me gusta mi máscara. Si así no fuera, no la usaría. Si la despreciara, no pondría sobre mi cara una careta para iconizarla como metáfora de mi verdadera máscara. Me veo al espejo y me gusta cómo me veo. La llevaré puesta por el tiempo que quiera.

La máscara es un símbolo omnipresente del súper héroe que lucha contra la injusticia amparado en sus ideales. Yo he ido tan lejos como ellos, sólo que en mi caso no me dedico a combatir villanos con poderes sobrehumanos. Mis ataques siempre serán hacia objetivos reales y decadentes. Con ella sobre mi cara puedo atacar y protegerme y protegerlo.

He dicho.

"Dad al hombre una máscara, y os dirá la verdad", dijo alguna vez Oscar Wilde.

Escritor Fantasma.

domingo, 18 de abril de 2010

Reseñas de mis libros favoritos y sus autores

  1. "El nombre de la Rosa". Umberto Eco. Nacido en Piamonte en 1932, profesor de la Universidad de Bolonia, consiguió con esta su primera novela, publicada en 1980 8le seguirían "El péndulo de Foucault" y "La isla del día de antes"), uno de los bestsellers de los últimos tiempos. Participando de las características propias de la novela gótica, la crónica medieval, el relato policiaco, la narrativa ideológica en clave y la alegoría, la lectura del libro es una aventura continua, de la primera a la última página, al unir una trama apasionante con la portentosa reconstrucción de una época especialmente conflictiva, cual fue el primer tercio del siglo XIV.
  2. "El psicoanalista". John Katzenbach. Una trama que da un inesperado giro a la relación entre médico y paciente, el autor nos ofrece una novela del mejor suspense psicológico.
  3. "Elogio de la Locura". Erasmo de Rotterdam . La locura y la farsa humana ridiculizadas por un filósofo tan profundo como libre de prejuicios. Todo cuanto el hombre ha dicho posteriormente de él mismo, lo anotó con frases candentes el maestro de Rotterdam. Uno de los contados libros que todo hombre culto necesita conocer y frecuentar.
  4. "De Profundis". Oscar Wilde . Nuestro autor no es más que un escritor burgués que obtiene el éxito con su tanta dedicación al "arte por el arte" en realizar versos cincelados con frases perfectamente articuladas, tolerado mientras sus excentricidades son soportables, pero cuando transgrede las normas de la clase dominante ésta lo elimina cruel y definitivamente. "De Profundis" es una carta, y un pedido de auxilio, un grito de dolor, un reclamo y una necesidad de dar significado a su tormento en su condena carcelaria.
  5. "Las Flores del Mal". Charles Baudelaire . Esta obra es considerada como una de las fuentes vivas del movimiento poético contemporáneo del Siglo XIX. Su lectura implica un verdadero deleite que punza los sentidos y la conciencia. Son un espejo de las secretas analogías de sus propias particularidades.
  6. "Demian" y "El lobo estepario". Hermann Hesse . Escrita en 1919, tras las dolorosas experiencias de la Primera Guerra Mundial, Hesse se abre paso a paso el camino de su madurez literaria, emergiendo la historia de la juventud de Emil Sinclair, que por encima de sus antagonismos sale en la búsqueda de su yo real. Posteriormente, en 1927, escribe la que es considerada su obra maestra. El protagonista es superior, incomunicado y extraño, nacido adelantado a su época. De esta manera, Hesse se encumbra en la literatura moderna.
  7. "Caballo de Troya". J.J. Benítez . Tal y como afirma el propio autor, "adelantar el argumento y la naturaleza de "Caballo de Troya" es quebrar el desconcertante misterio que encierran sus páginas".
  8. " La conspiración de Asís ". John Sack . Setecientos años atrás la jerarquía eclesiástica ocultó al mundo el cuerpo de San Francisco. ¿Cuál es el secreto que se llevó el santo a la tumba? En 1271, el ermitaño Fray Conrado recibe un documento con las notas manuscritas de un fraile franciscano que, en forma de acertijo, hablan de cierta leyenda, cierto testamento y cierto hombre ciego, tras la cual se oculta el gran secreto de San Francisco, y que para ello debe ir al monasterio de Asís.

viernes, 16 de abril de 2010

Emergiendo de las sombras

"SIEMPRE QUIERO SABER MÁS, PERO LA INTELIGENCIA NO ES MI ÚNICO ATRIBUTO DESCRIPTIVO. SOY MUCHO MÁS QUE UN INTELECTUAL EN UN MUNDO DE LETRAS Y CONOCIMIENTOS, SOY UNA PERSONA CONSCIENTE DE LO QUE A MI ALREDEDOR OCURRE"

Con esta frase de mi autoría comienza mi descripción. Mi alias literario es "Escritor Fantasma", y mi verdadero nombre está en el misterio, excepto para aquellos que me conocen.

Soy escritor por vocación y consecuencia. Vocación porque desde niño -aunque no soy tan viejo- me gusta leer poesía y cuentos, y conforme fui madurando leí géneros mucho más complejos y extensos; y por consecuencia quiero decir que en ese entonces no conocí personas que gustaran de la literatura, así que yo mismo me convertí en mi propio colega, crítico y colaborador, por lo menos así fue hasta hace algunos años. Desafortunadamente padezco con frecuencia de los bloqueos de escritor, y puede pasar mucho tiempo para que tome asiento, ya sea para escribir un trabajo nuevo y/o continuar los que tengo pendientes. La inspiración es una gran amante, su compañía siempre me deleita. Pero es infiel y caprichosa, pues llega y se va cuando lo quiere y sin avisarme. Pero ante ella me rindo porque no puedo vivir sin su ingrata pasión.

Amo la literatura en toda su extensión, ningún género es menos valioso e interesante, la calidad se define por su virtud intrínseca. Todo es motivo de enseñanza y aprendizaje.

Una de mis muchas pasiones es la Actuación. Y soy Licenciado en Psicología. Mis trabajos literarios tienen una fuerte influencia del Humanismo, la Psicología de la Gestalt, el Psicoanálisis y el Existencialismo.

Además de la cultura akiba-kei, los comics y la literatura, hay otras cosas que me gustan, como tomar una tasa de humeante café o té por las tardes. Escuchar música por horas, eso me ayuda a conseguir inspiración para trabajar. Tomar una siesta de dos horas, vaya que relaja y "recarga las baterías". Leer revistas científicas y manga, jeje, no pueden faltar. Cuando es posible, beber una cerveza o una copa de champagne, nada con exceso. Dejé el cigarro, espero que por tiempo muy indefinido. Y si el presupuesto me alcanza y hay eventos culturales en mi ciudad, asistir a recitales de ballet, exposiciones de bellas artes, declamaciones de poesía y prosa, y si hay películas en estreno, ir al cine.

Por ahora esto sería suficiente información al respecto.